17 nov 2013

Libro VS película: "El retrato de Dorian Gray".

No tenemos perdón (vale, no tengo perdón, ha sido culpa mía, jiji). Más de un mes sin dar señales de vida, (entiendo que estaríais preocupados), con mono de esa información privilegiada que proporcionamos siempre en nuestras actualizaciones (NO)... Que conste que tengo una explicación, ahí va: iba yo caminando tranquilamente por la calle cuando vi un rodaje en el que participaba Mario Casas. Intenté desviar la mirada, pero justo pasó. Se quitó la camiseta y yo caí al suelo ante tal horror visual. Pero tranquilos, estoy bien. No me gusta hablar del tema, así que paso a lo que es la entrada ya...

En esta ocasión voy a comparar el libro El retrato de Dorian Grey, de Oscar Wilde con la adaptación al cine protagonizada Ben Barnes, del 2009 (bien es cierto que hay otras muchas adaptaciones, pero he decidido decantarme por esta, ya que es la que he visto). Debo decir que vi la película antes de leer el libro, y me gustó bastante el argumento (y lo que no es el argumento, para qué mentir).



Es en su mayoría fiel al libro, sin embargo, la película intenta inclinarse más hacia el género de terror. A medida que transcurre la peli podremos ver los cambios del cuadro, llegando a asustarnos incluso en una de las escenas finales de lo espantoso que es el "monstruito" en el que se transforma el alma del guapetón de Dorian. Y hablando de Dorian; en el libro se le describe como un chico rubio, con ojos claros y caracoles en el pelo. Muy al estilo de querubín. No sabía yo que Ben Barnes era rubio oye, que callado se lo tenía. Pero bueno, este es un detalle sin importancia (salvo para los más exigentes). Por otro lado tenemos las grandes dosis de erotismo que contiene la película: escenas de sexo desenfrenado, orgías, con madres y con hijas... En fin, mucho de eso que se vende bien (o que puede crear polémica, para el caso...). En el libro, sin embargo, no vemos nada de eso, ni siquiera una mención. Se deja clara la mala fama que tiene Dorian, pero queda muy en el aire.

Hay una escena en la película (SPOILER), más concretamente la del suicidio de Sibyl Vane (Rachel Hurd-Wood en la película), que resulta de desoladora. Sin embargo, en el libro es todavía peor. En este, Dorian se dirige al camerino de Sibyl para decirle que esa noche ha actuado fatal y que la deja, todo esto rodeado de unas palabras de lo más crueles. Se te cae la lagrimilla y todo leyendo cómo la chica se arrastra. El último detalle diferencial está en el personaje de Victoria Wotton (Emilia Fox). En la película es presentada como la hija de Henry (Colin Firth), el culpable de ensuciar el alma de Dorian. Sin embargo, no es más que una prima/sobrina (no recuerdo muy bien) en el texto original. Supongo que este cambio es para que, en cierto modo, cada uno reciba un castigo: Henry ve sufrir a su hija por el daño que le propició al alma del joven muchacho y éste acaba matándose a sí mismo. 


Creo que no me dejo ninguna; en cuanto a cuál es mejor... Cada uno tendrá su opinión. Visualmente la película es muy buena, pero el libro tiene unas reflexiones y unos debates muy interesantes. Pura poesía, oye.

Y con esto y un bizocho, me despido.
Prometo/emos que la próxima actualización no tardará tanto en llegar.

Besis de fresa :D




Jenny_crown


            

1 comentario:

  1. La verdad es que me apasiona el pulso entre la obra original y la posterior adaptación cinematográfica (la lucha entre Ende y los productores de “La historia interminable” fue legendaria); en el anterior articulo hablabas de “Matilda” que, a mi juicio, se beneficio de la presencia como guionista del propio autor de la novela Roald Dahl.
    Obviamente con Oscar Wilde esto no hubiera sido posible y he de decirte que no he visto la última versión de la que has hablado (pero lo haré, me has producido interés), pero sí que he visto la versión de 1945 que restaba lastrada por su protagonista: un Hurt Hatfield que adolecía de una falta de carisma y una bisoñez que se hubiera ahorrado la productora de haber contratado a Louis Jordan (Carta a una desconocida) que, a mi gusto había nacido para el papel.
    No es de esta de la que quiero hablarte, sin embargo: quiero hacerlo de una versión de 1970 que creo intuir que te encantaría; se trata de una producción europea que destila aroma a sicodelia surreal desde los primeros fotogramas.
    El protagonista sí que es rubio: Helmut Berger, al que recientemente la familia de Visconti le acababa de dar la patada y ya andaba inmerso en una suerte de autodestrucción suicida que, paradójicamente, no había dejado ni la menor huella aun en su hermoso rostro; no en vano es uno de los galanes más morboso y, al tiempo, mórbido de la historia del cine.
    En este film no echarás de menos la carga sensual de la historia; Dallamano, su director no es Ken Russell, pero no se queda corto a la hora de bucear en un mundo de perversión y en unas imágenes que se quedan en la retina: sobre todo la escena final, que te va a impresionar como la de esta que acabas de ver.
    Con todo es muy difícil adaptar a Wilde; el dijo de sí mismo que despertó la imaginación de su siglo y salvo dos cintas de animación: “el príncipe feliz” y “el gigante egoísta” el resto de su obra solo gana en grandiosidad en negro sobre blanco (incluyo su teatro)
    Un saludo, espero otro próximo artículo.

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